
La bondad a menudo se confunde con una gentileza pasiva, una simple cortesía que evita el conflicto o se ajusta a las expectativas de los demás. Sin embargo, la verdadera bondad no puede limitarse a esto. Si realmente queremos ayudar, no se trata solo de complacer o ser agradable. La bondad auténtica es una mirada que reconoce la verdad en el otro, que se niega a comprar la historia de separación, que no valida la ilusión en la que uno se percibe a sí mismo y, sobre todo, que no alimenta la culpabilidad en ninguna forma.
Mientras nos percibamos como individuos separados, buscaremos inconscientemente justificarnos, demostrar que somos buenos y que el otro está equivocado, o al contrario, nos condenaremos por no haber sido "como deberíamos ser". En ambos casos, estamos atrapados en el mismo mecanismo: la culpabilidad. Y precisamente esto es lo que la bondaddisuelve.
La Bondad y la Culpabilidad: Una Elección Radical
En este mundo, todo se basa en la culpabilidad. Cada tensión, cada acusación y cada sentimiento de injusticia se fundamenta en esta creencia: alguien es culpable. Esta es la base del sueño de separación. Y esto es precisamente lo que la bondad desmantela.
Ser bondadoso no significa tratar de hacer que el otro se sienta bien temporalmente diciéndole lo que quiere escuchar. Tampoco significa evitar toda confrontación bajo el pretexto del amor. Significa amar lo suficiente para negarse a mantener al otro en la culpabilidad.
Algunos ejemplos concretos:
Frente al ataque: Cuando alguien nos culpa de algo, en realidad está proyectando su propia culpabilidad. Si reaccionamos defendiéndonos o justificándonos, aceptamos esta proyección y la hacemos real. La verdadera bondad significa no querer que el otro se haga daño atacándonos. No se trata de ser ingenuo o pasivo, sino de negarse a entrar en el juego del ego, de no tomar personalmente lo que en realidad no es más que un llamado al amor.
Frente al error: Cuando un colega o un ser querido hace algo que no cumple nuestras expectativas, podemos sentirnos tentados a hacerle sentir culpable. Pero, ¿por qué? ¿Para que "comprenda"? ¿Para que mejore? ¿O simplemente para descargar nuestro propio malestar haciéndolo responsable? Si realmente queremos ayudar, entonces la bondad nos invita a no querer que permanezca atrapado en la culpabilidad. Esto no significa aprobar el error, sino elegir ver más allá, negándonos a identificar a la persona con lo que hizo en un momento dado.
Kenneth Wapnick resume perfectamente este enfoque:
"No debemos involucrarnos en los escenarios del ego de los demás o los nuestros. Simplemente debemos observarlos sin juicio, reconociendo que tenemos la opción entre amor y culpabilidad."
Si observamos bien, cada situación en el mundo no es más que una escena repetida en la que el ego intenta establecer una sola cosa: ¿quién es culpable? ¿Quién está equivocado y quién tiene razón? Y mientras participemos en este juego, seguimos siendo prisioneros del sueño.
La Bondad: Un Retorno a la Unidad
Un Curso de Milagros explora esta idea a través de la frase "Kindness created me kind". Si la bondad nos creó bondadosos, entonces cada pensamiento o acción no bondadosa es una ruptura con nuestra verdadera naturaleza. Cada juicio, incluso el más sutil, se alinea con el ego en lugar de con Dios.
El Curso advierte contra la "kindness-to-destroy" – una bondad condicional que sigue sirviendo al ego al hacer distinciones y excluir. La verdadera bondad se basa en la visión de Cristo, que ve a cada ser como igual. Cada pensamiento crítico no es más que un intento de demostrar que el ego tiene razón y que Dios está equivocado.
Por lo tanto, siempre tenemos la elección: demostrar que el ego tiene razón juzgando, o reconocer la verdad eligiendo la bondad. Como nos recuerda el Curso:
"¿Prefieres tener razón o ser feliz?"
Reconocer a Cristo y Poner Fin a la Culpabilidad
La verdadera bondad no se detiene en palabras reconfortantes o gestos amables. Va hasta el punto de rechazar completamente la creencia en la culpa. No le dice al otro que tiene razón o que está equivocado, sino que simplemente muestra, a través de nuestra mirada, que nunca hubo un error que corregir.
Y aquí es donde la bondad se encuentra con el perdón: perdonar es ver que nada nunca necesitó ser perdonado.
Mientras mantengamos culpabilidad en el otro, la mantenemos en nosotros. Y mientras permanezcamos en la superficie de las relaciones, solo enmascaramos temporalmente lo que necesita ser visto en profundidad.
La bondad nos devuelve a la única elección que tiene sentido: reconocer la perfección inmutable detrás de cada máscara temporal. Es negarse a ser engañado por la historia. Es ver más allá de la escena y anclarnos en lo que es real.
Y en este reconocimiento, ya no hay nada que perdonar, nada que corregir, nada que esperar. Solo un amor que nunca ha dejado de ser.
"El 'mundo transformado' es una transformación de la percepción, que nos permite ver la belleza oculta en todas las cosas. Esta revelación ocurre cuando dejamos de atacar, juzgar y elegimos ser bondadosos. La idea central es practicar la bondad, porque el juicio, incluso dirigido a una sola persona o una simple bacteria, refleja una creencia errónea en una jerarquía de ilusiones."Kenneth Wapnick
Y tú, en qué situación de hoy puedes elegir ver con la visión de Cristo en lugar de con la del ego?
Comments